martes, 5 de mayo de 2015
Independencia Tecnológica - Tecnología Aeroespacial
Somos estudiantes de Ingeniería en Informática de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales “Ezequiel Zamora” Barinas, y como profesionales, se debe demostrar la capacidad de crear, desarrollar y ejecutar aplicaciones, así como también tener un gran sentido de pertenencia con respecto a la solución de los problemas sociales que se presenten dentro de nuestra sociedad, manifestando las destrezas como investigadores sociales.
Independencia Tecnológica - Software Libre Venezolano
Análisis de Videos
Independencia
Tecnológica - Software Libre Venezolano
Independencia
Tecnológica - Tecnología Aeronáutica
MODULO III de Investigación
Social, sección N01.
En
esta oportunidad, se trata de la Independencia Tecnológica, desde dos aspectos
diferentes, pero estrechamente relacionadas, El software libre venezolano y la
tecnología Aeronáutica.
Si
bien es cierto que ya existe una tecnología que permite alzar el vuelo en
aeronaves, también es cierto que no todas sirven a todo ámbito, por lo tanto es
menester adaptar la tecnología a las condiciones reales, medioambientales,
sociales y económicas, entre otras, de cada comunidad o nación.
Todo
país tiene el derecho soberano de tener el control sobre sus herramientas de trabajo, las decisiones de
uso, seguridad informática, y otra cantidad de elementos contemplados en leyes
y normas, nacionales e internacionales.
Cada
uno de los enfoques aquí tratados, cabe bien dentro de varias formas de métodos
de investigación cualitativa como el estudio de caso, o fenomenología sobre
todo en lo que refiere al software libre en general, pero si se aplica a
comunidades o estudios particulares muy específicos, entonces se puede hacer a
través de etnografía o investigación acción participativa también.
Estoy
completamente de acuerdo en hacer uso del software libre para la creación de
nuevas soluciones que permitan obtener la independencia tecnología, que a su
vez explote toda la capacidad creativa del ser humano venezolano, contribuyendo
así a ahorrar costos y promover todo un movimiento endógeno verdadero.
Siempre
me ha parecido desagradable el hecho de que una máquina o un dispositivo, o un
software sean como una caja negra, donde no se sabe cómo funciona realmente,
solo recibe entradas y “escupe” salidas. Entonces cuando se requiere algo
similar pero con ligeros cambios, no se puede hacer nada, porque viene cerrado,
solo el ente o la compañía comercializadora de ese producto puede, si quiere,
si le conviene, modificarla, pero aun así, se tiene que pagar de nuevo, y sigue
el misterio.
Que
bueno sería desarrollar para el Estado Barinas, vehículos no tripulados, tanto
aéreos como terrestres y acuáticos que transporten cualquier tipo de mercancía,
que inspeccionen zonas inseguras o de
alto riesgo, monitoreo remoto, o vigilancia.
Se de zonas de difícil acceso que podrían recibir ayuda como medicinas,
transacciones monetarias, cualquier emergencia, de manera pronta y efectiva a
través de esta tecnología.
Por otra parte las aplicaciones
en software libre (SL) son infinitas, y a todos los niveles, solo hace falta
una “buena educación”, es decir una formación de calidad, que incluya el SL en
todas las aéreas del conocimiento y desde temprana edad. Si bien es cierto que
existe el autodidacta y el empírico, así como el talento innato, también es
verdad que la educación magnifica esas virtudes, las multiplica y hace de las
ciencias un servicio social.
Por
supuesto es allí donde nosotros como Ingenieros Informáticos debemos ser punta
de lanza, y escudriñar todo aquello que se solucione con nuestro conocimiento y
destreza. Para mí, no hay nada
que no se pueda llevar a código, solo tenemos que investigar y usar métodos
tanto cuantitativos como cualitativos para llegar al éxito y obtener esa
independencia que tanto buscamos, eso sí
en equipo multidisciplinario, de diversas corrientes, donde se incluya a todos, para obtener
productos de mayor alcance.
Somos estudiantes de Ingeniería en Informática de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales “Ezequiel Zamora” Barinas, y como profesionales, se debe demostrar la capacidad de crear, desarrollar y ejecutar aplicaciones, así como también tener un gran sentido de pertenencia con respecto a la solución de los problemas sociales que se presenten dentro de nuestra sociedad, manifestando las destrezas como investigadores sociales.
La Obsolescencia Programada
La Obsolescencia Programada
Este video se inicia con la historia de Marcos López de la ciudad de
Barcelona en España,
técnico informático. El problema que tiene es una impresora que ha dejado de
imprimir, consulta una serie de manuales de instrucciones y se da cuenta que
los ingenieros determinan la vida útil de muchas impresoras al diseñarlas, lo
consiguen colocando un chip contador dentro de la tarjeta electrónica de la
impresora (EEPROM), que significa que cuando llega a un determinado número de
impresiones la impresora se bloquea y deja de imprimir. Marcos consigue un
software en Rusia, el programador facilito un documental para explicar la
motivación; instala el software y la impresora se desbloquea y comienza a
imprimir.
Desde los años 20 se aplica la obsolescencia
programada acortando la vida de los productos para aumentar las ventas. Durante
la fabricación de las bombillas se redujeron la vida de la bombilla a 1000
horas. Muchos autores establecen que la obsolescencia programada es el deseo
del consumidor de poseer algo un poco más nuevo, un poco antes de lo anterior,
donde se aplica “usar y tirar”.
La
bombilla más antigua se encuentra en California, EEUU. En 1972, el reportero
Mike Dustan, empieza a investigar y pudo hablar con algunos bomberos jubilados
y algunos de ellos tenían más de 90 años. Todo comienza en pueblo de Livermore
en California de EEUU; donde Linny Owens, Presidente del comité de la Bombilla
en 1972, busca averiguar la antigüedad de la bombilla. Esta bombilla comienza
su función en 1901, teniendo 100 años de funcionamiento interrumpidos, en el
2001; siendo fabricada en Shelby, Ohio en 1895. El filamento es un invento de
Adolphe Chaillet, creándola para que durara mucho tiempo y jamás compartió el
secreto de su duración, convirtiéndose así en el primer producto victima de la
obsolescencia programada.
En navidad de 1924, en Ginebra se reunieron
varios caballeros con un plan secreto y crearon el cartel mundial para
controlar la producción de las bombillas y se llamo “Phoebus”, integrado por las empresas
Philips, Osram y Lamparas Z, con el objetivo de producir lámparas incandescente de mil horas de vida útil, que por
aquel año duraban dos mil quinientas horas, intercambiando para ello patentes. Este cartel
incluía una lista de fabricantes de bombillas en todo el mundo, donde se
repartieron patentes para controlar la producción y el consumidor para que este
comprara con mayor regularidad y si la bombilla duraba mucho tiempo era una
desventaja económica. En
1929, se fijaron multas en francos suizos para los miembros del cartel que no
acataran la resolución, creando una tabla de multas. Para 1932, los miembros
del cartel ya habían cumplido con su objetivo. Después de 80 años el historiador
de la bombilla en Berlín Helmut Hôge, explicaba que “Phoebus” creo una
burocracia donde se multaba severamente si no se regían por sus reglas.
Thomas
A. Edicson (Inventor) el 21 de octubre de 1871, crea una lámpara con mucha
resistencia con un filamento de gran estabilidad y en 1881, Thomas Edicson
coloca en el mercado la primera bombilla con una duración de 1500 horas.
En
1925 se creó el “Comité de las 1000 horas de vida”, para reducir la vida de las
bombillas y técnicamente “Osraw” registraba rigurosamente la duración de la
bombilla.
En
1932, General Electric justificaba su idea por medios de videos, expresando que
se realizaban las bombillas de esa manera para evitar el calentamiento de los
espacio. Según Warner Philips, bisnieto de los fundadores de Philps, dice que
en 1942, salio a la luz el cartel y fueron demandadas varias empresas entre
ellas General Electric y en 1953, 11 años después se gana el juicio, lo cual jamás
se implemento o se respeto. También fue creado un cartel llamado el “cartel
internacional de electricidad”.
Según
Nicols Fox, ensayista y periodista, habla sobre la duración de las medias de
nylon, dice que durante la revolución industrial se crearon una gran cantidad
de empresas y maquinas para agilizar la producción en masa.
En
1928, los comerciantes decían que un artículo que no se desgasta es una
tragedia para los negocios, esta tragedia afecto directamente a Henry Ford
considerado el padre de la producción en cadena. Cuando salió al mercado el modelo T de
Ford, se vio que era muy rentable porque era barato y muy fiable, y duraba
mucho tiempo, pero la General Motors apuesta por lo contrario con el nuevo
Chevrolet: hacerlo mas bonito que el modelo T, para venderlo más, pero duraba
menos y era menos fiable. Ello trajo consigo la retirada del modelo T de Ford
en 1927.
En la década de
1930, la empresa General Electric escribe una carta diciendo que había que
rebajar la vida de las linternas, para que las bombillas de las linternas
duraran casi lo mismo que las pilas.
En 1929, cuando se
inicia la crisis de Wall Street, decayó gravemente la economía de EEUU, y en
1933, se sufrió un desempleo de 25%, lo cual el gobierno creo estrategias
sociales para darle trabajo a todo el que quería trabajar, brindando créditos a
la sociedad
En 1940, Dupont crea
una fibra sintética revolucionaria: el nylon,
un producto que es muy resistente con el que no se hacían carreras; sin
embargo, debido a que no se iban a vender muchas medias Dupont, da indicaciones
de que los hombres de la sección de diseño, que volvieran a hacerlo usando
fibras que no son tan fuertes, para crear algo más frágil que se rompiera, y
así las medias no duraran tanto. La propietaria de mercería Carme Devesa, dice
que las medias se probaron en distintos espacios y ambientes. Los químicos de
Dupont estaban orgullosos y las mujeres estaban contentas ya que las medias no
se corrían y no se les hacían carreras, pero Dupont se dio cuenta que no
vendería muchas medias lo cual le dio ordenes a sus químicos para crear fibras
mas débiles que no duraran tanto tiempo.
Según Michael
Braungart, químico y coautor de” De la cuna a la cuna”, ayudó a rediseñar
el proceso de fabricación de una fábrica de tejidos de Suiza, creando una
sustancia biodegradable para la fabricación de tejidos. Este químico dice que
es fácil acortar la vida útil de las medias porque no sólo están hechas de
Nylon, sino que también llevan químicos (aditivos) que protegen el Nylon de la
luz ultravioleta del Sol, si eliminas los aditivos o variando su cantidad el
impacto del sol o del oxigeno debilitara las medias que se romperán fácilmente,
es decir, la destrucción se puede programar. Braungart consideraba que era
frustrante para los ingenieros usar sus conocimientos para crear un producto
inferior después de tantos esfuerzos para hacer un buen producto, y que a pesar
de todo sólo hacían su trabajo ya fuera crear un producto más débil o fuerte.
Según
estudios considera que el origen se remonta a 1932, cuando Bernard London
inversor mobiliario judío quien llego a New York en los años 20 desde la
Alemania del este, era capitalista y filántropo, proponía terminar con la Gran
Depresión lucrándose a costa de la sociedad a través de la obsolescencia
planificada y obligada por ley, donde los productos tuvieran una vida de uso y
que legalmente una ves declarado muerto fuera devuelto al gobierno para su
destrucción (aunque nunca se llevo a cabo). En los años 50 resurgió la
obsolescencia programa donde trataba de seducir al consumidor no obligarlo a
comprar. El término de obsolescencia programa fue popularizado por primera vez
en 1954 por el diseñador industrial estadounidense Brooks Stevens. Stevens
tenía previsto dar una charla en una conferencia de publicidad en Minneapolis
en 1954. Sin pensarlo mucho, utilizó el término como título para su charla.
Este diseñador creo diseños de electrodomésticos y carros, los cuales jamás
proyecto sus diseños para que fallaran a propósito, sino que dependiera del
consumidor querer obtener un producto más nuevo sin la obsolescencia programa.
Según
Dorothea Weitzner, hija del socio de Bernard London, ella conoció a London
cuando tenía 16 años y le parecía excelente idea, ya que habría siempre trabajo
y crecimiento económico constante recomenzando el capital invertido.
Según
Boris Knuf en 2001, diseñador industrial dice que sin la obsolescencia programa
no existirían Centro Comerciales, productos, trabajos, industrias, arquitectos,
ingenieros, obreros, diseñadores, guardias de seguridad, entre otros. La
economía creció a partir de los años 50 y cree que sin la obsolescencia
programada los trabajos desaparecerán y es considerado el crecimiento el santo
grial de la economía. Knuf en sus clases sobre el ciclo de la vida de los
productos, le preguntaba a sus alumnos que cada cuanto cambiaban de celular y
muchos de los jóvenes respondieron que cada año y otros cada 18 meses. La
obsolescencia programa se enseña en las escuelas de diseño e ingeniería. La
ética ya no cuenta en el mundo empresarial dominado por un único objetivo
compras frecuentes y repetidas. Este profesor enseña a sus estudiantes que
deben determinar la vida de los productos y a entender para qué empresa
trabajan o van a trabajar, la renovación de sus productos, el modelo de
negocios y que deben aprender a diseñar productos que encajen perfectamente con
la estrategia de negocios del cliente.
Según Serge
Latouche, economista y profesor emérito de economía de la
Universidad de París, defensor del sistema
económico del decrecimiento, que propone reducir nuestra
huella del despilfarro, sobreproducción, sobreconsumo y critico de la sociedad
de crecimiento, cree que vivimos en una sociedad de crecimiento donde la lógica
no es crecer para satisfacer necesidades sino crecer por crecer, y crecer
infinitamente con una producción sin limites y para justificarlo el consumo
debe crecer sin limites. El profesor escribe sobre el mecanismo del
crecimiento, y dice que existen 3 instrumentos fundamentales: la publicidad, la
obsolescencia programada y el crédito, y quienes crean que un crecimiento
ilimitado es compatible con un planeta limitado debe estar loco o es un
economista y no todos somos economistas.
Según John Thackara, diseñador y
filósofo de Francia, expresa que en la ultima generación nuestro papel se
limita a pedir créditos para comprar cosas que no necesitamos, no tiene sentido
y crear un producto nuevo cada 3 minutos no es necesario. Este diseñador ayuda
a gente de todo el mundo a compartir ideas de negocios y de diseño más
sostenibles.
Según Giles Slade
autor de “Made to Break”, dice que entre los ingenieros se daban cambios de
consciencia, en un debate la vieja escuela de ingenieros creían que debían
hacer productos duraderos que nunca se romperán y los de la nueva escuela
motivados por el mercado, querían hacer productos tan desechables como fuera
posible; el debate se resolvió cuando la nueva escuela ganó la partida.
En
los años 50 los consumidores comenzaron a cuestionar la obsolescencia
programada y los trucos de los fabricantes, donde la Asociación de Consumidores
de EEUU, puso a pruebas la vida útil y la durabilidad una serie de productos y
publicó los resultados en su revista “CONSUMER”, esta asociación empezó a
presionar al gobierno para conseguir protección legal para el consumidor y 20
años después la Asociación ganó una importante batalla contra la obsolescencia
programada al promulgar las primeras leyes sobre la garantía de los productos.
Este tema aparece en los films una obra teatral del dramaturgo y escritor
Arthur Miller llamado “La muerte del viajante”. En el libro “The Waste Makers” (Los fabricantes de residuos) es un libro en 1960 el consumismo por Vance Packard . Este escritor era famoso por el
libro “el poder de la publicidad”, y “The Waste Makers” fue el primer análisis académico
sobre la obsolescencia programada y fue el más vendido. El libro sostiene que las personas en
los Estados Unidos consumen mucho más de lo debido y son perjudicados por su
consumo. En los finales de los años 50 en plena guerra fría aun parecía posible
la victoria del consumismo sobre el capitalismo como sistema político y
económico. La economía comunista no se basaba en el libre mercado, sino que
estaban planificadas por el Estado gubernamental, era poco eficiente y sufría
una falta de recursos crónica, en ese sistema la obsolescencia programada no
tenia sentido.
En
la antigua Alemania del Este, la economía comunista más eficiente donde las
normas estipulaban que las neveras y lavadoras debían funcionar durante 25 años,
según las investigación en Berlín de Helmut Hôge historiador de las bombillas
explicaba que e 1981 una fabrica de Berlín del Este llamada NARVA, empezó a
producir una bombilla de larga duración y presentaron la bombilla en la Feria Internacional
de “Hanover” en 1981, para conseguir compradores occidentales. Durante esta
feria los colegas de la Alemania del Oeste les dijeron a los fabricantes que se
quedarían sin trabajo y estos respondieron que “No al contrario conservaremos
nuestros trabajos, si ahorramos recursos y no malgastamos Tungsteno”, los
compradores occidentales rechazaron la bombilla; en 1989 cae el muro de Berlín
y la fábrica cerro y la bombilla de larga duración dejo de producirse, ahora se puede ver en
exposiciones y museos; era una bombilla para 220-240V, de 60W. Después de 20
años de la caída del muro de Berlín, el consumismo se da tanto en el Este como
en el Oeste.
En la Internet se
encuentran consumidores dispuestos a luchar contra la obsolescencia programada.
Los hermanos Neistat hicieron una campaña informando de que las baterías del
Ipod de Apple no duraban más de 18 meses y no había manera de cambiar la
batería, porque Apple no vendía baterías de repuesto. Entonces la abogada
Elizabeth Pritzker se interesó por el caso y denunció a Apple por el caso de
las baterías. En 2003, las baterías de la primera generación de iPods duraban alrededor de 18 meses, a lo
cual la empresa respondía que los usuarios deberían comprar un iPod nuevo,
porque Apple no ofrece baterías de recambio. La abogada Elizabeth Pritzker
presenta una demanda colectiva, conocida como: Westley contra Apple. En el
juicio, con base en documentos técnicos, se descubrió que la batería había sido
diseñada desde un principio para tener una vida corta. Los demandantes ganan el
juicio y Apple termina creando un Departamento de recambio de baterías. Además,
se extendió la garantía del producto a dos años; otros usuarios recibieron
compensación entre ellos Andrew Westley de 50$ para cambiar por otro iPod; al
final la obsolescencia ganaba porque igual cambio el iPod.
En Gana llegan
muchos residuos electrónicos y el activista medioambiental Mike Anane, creó una
base de datos con etiquetas y contactos de todas las empresas que mandan los
residuos tecnológicos a Ghana, para poder así denunciar a todas estas empresas;
a través de los tratados internacionales prohiben el envío de estos residuos,
pero los comerciantes los declaran como productos de segunda mano y así vuelven
a entrar al país, colocando los que si funcionan delante de los container y los
dañados detrás; en Gana todo se repara no se tira. Andrew Owusu, técnico
informático, compra estos residuos (computadores) y los repara para luego venderlos
a estudiantes y escuelas; Andrew no entiende la mentalidad de los países
desarrollados de “usar y tirar”, porque en África es difícil conseguir un
computador, por eso se reparan no se botan.
Según Mike Anane,
resulta que más del 80% de los residuos electrónicos que llegan a Gana no se
pueden reparar y terminan en basureros por todo el país. En el vertedero o
basurero de la ciudad de “Agbogbloshie”, existía un río “el Odaw”, que tenía
mucha vida natural la cual ha sido destruida convirtiendo el río en un basurero
de residuos electrónicos, donde jóvenes y niños buscan metales y chatarra para
luego venderlos quemando los plásticos lo cual les a causado enfermedades
respiratorias, esta chatarra es vendida a los primeros comparadores que son
Dubai y China. Los ambientalistas quisieran cerrar la brecha entre los países y
que no se envíen más de estos residuos, ya que han convertido su país en el
basurero del mundo; esto indica que si siguen así, ya no quedarán lugares donde
poner más residuos, ya que estos plasticos duran mucho tiempo para
descomponerse.
Warner Philips,
descendiente de la dinastía de los fabricantes de bombillas, creó, después de
cien años de la aparición del cartel de la bombilla, una bombilla L.E.D. que
tiene una duración de veinticinco años. Este fabricante explica que a su
entender la obsolescencia programada se ha desarrollado porque hay incentivos
económicos, porque para una empresa es mas rentable fabricar productos que solo
duren 3 años o 1000 horas, porque así vende más; sabemos que el planeta no
podrá sostener ese ritmo para siempre, ya que los recursos naturales y
energéticos son limitados. Este comerciante dice que las empresas deberían
crear nutrientes no residuos y muchos críticos crean lo que se llama revolución
cultural para resumir el consumismo y mejorar el ambiente libre de producción.
Según las teorías
de la sociedad del descrecimiento hace realidad la visión de Ghandi: “el mundo
es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos pero siempre
sera demasiado pequeño para la avaricia de algunos”. Los críticos más radicales
de la Obsolescencia Programada sostienen que no basta con reformar los procesos
productivos, sino que es preciso replantear la economía y nuestros valores.
Esta revolución se llama decrecimiento.
Personajes
que aparecen en el documental
- Serge Latouche, economista y profesor de la Universidad de París, defensor del sistema económico del decrecimiento, que propone reducir nuestra huella del despilfarro, sobreproducción, y sobreconsumo.
- Michael Braungart, químico y coautor de “De la cuna a la cuna”, en donde propone que la industria debería imitar el ciclo virtuoso de la naturaleza, el cual no produce desechos, sino nutrientes. Por ejemplo, creando productos biodegradables.
- Marcos López, técnico informático. Los problemas de este barcelonés con una impresora son el hilo conductor de Comprar, tirar, comprar
- Casey Neistat, video artista. Él y su hermano pusieron contra las cuerdas a Apple con la realización de un corto de denuncia sobre la corta vida útil de las baterías del iPod.
- Elizabeth Pritzker, abogada. Oyó hablar del vídeo de los Neistat y decidió demandar a Apple. Su idea se extendió por Internet y captó la atención de miles de afectados.
- Mike Anane, periodista. Este ghanés lucha contra la obsolescencia programada desde el final de la cadena. Recopila información sobre los residuos que llegan a su país.
- John Thackara, diseñador y filósofo. Ayuda a gente de todo el mundo a compartir ideas de negocios y de diseño más sostenibles.
- Warner Philips, bisnieto de los fundadores de Philips. Plantea alternativas desde el mundo empresarial. Fabrica una bombilla L.E.D. que dura veinticinco años
En
conclusión, con respecto al video, se puede decir que es un tema con varias expectativas,
debido a que en mi opinión personal, la obsolescencia programada es una
estrategia de mercadeo viable, ya que si se aplica genera siempre empleos y
productividad; sin embargo, con lo que si estoy en desacuerdo es con los daños
ambientales y “la poca duración de los productos(OJO)”, es decir, que deberían
aplicarse las leyes reglamentarias sobre ese caso; y se comprometerían a establecer
una vida de duración de los productos de bombillas a mas 5 años y que sean ahorradores
de energía para complementar el cuidado del planeta. Con
respecto al segundo video o película, no se encuentra disponible en la red por
lo tanto no puedo opinar sobre eso.
En
lo que se refiere a presentarle ejemplos concretos, se puede decir, que si
puedes pagar más por una bombilla que dure más tiempo, es preferible, ya que
las bombillas normales tienen cierta duración y es molesto tener que comprar
una cada rato, sin mencionar el daño ambiental que eso representa. Entre otro
ejemplo, también se dice, que los televisores de plasma o LCD, tienen una vida
de duración y con honestidad no estoy de acuerdo, pero sin embargo, si se ve
desde el punto comercial, es una estrategia que se considera, porque si no, no
existirían empleos y productividad, además en la actualidad se trata de seducir
al consumidor no obligarlo a comprar, por lo tanto en consideración a lo antes
planteado y estoy de acuerdo con la obsolescencia programada, desde el punto de
vista comercial.
Somos estudiantes de Ingeniería en Informática de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales “Ezequiel Zamora” Barinas, y como profesionales, se debe demostrar la capacidad de crear, desarrollar y ejecutar aplicaciones, así como también tener un gran sentido de pertenencia con respecto a la solución de los problemas sociales que se presenten dentro de nuestra sociedad, manifestando las destrezas como investigadores sociales.